Las pirámides de Egipto son, de todos los vestigios que nos legaron los egipcios de la Antigüedad, los más portentosos y emblemáticos monumentos de esta civilización, y en particular, las tres grandes
pirámides de Giza, las tumbas o
cenotafios de los reyes
Keops,
Kefrén y
Micerino, cuya construcción se remonta, para la gran mayoría de estudiosos, al periodo denominado
Imperio Antiguo de Egipto. La
Gran Pirámide de Giza, construida por Keops (Jufu), es una de las siete
Maravillas del Mundo.

El aura de misterio que envuelve a la Gran Pirámide no deja de sorprendernos con nuevos secretos. Parece que cuanto más se avanza en las investigaciones, más nos alejamos en el descubrimiento de sus misterios ocultos.

Los antiguos egipcios creían en la vida después de la muerte. Pensaban que el alma del difunto viajaba al Más Allá. Cuando una persona moría en el Antiguo Egipto, su cuerpo se conservaba por medio del proceso de la momificación. Pero sólo los egipcios más ricos, además del faraón y su familia, podían encargar su momificación, ya que era un proceso muy costoso, además de largo: la momificación tardaba 70 días en ser finalizada.
El proceso de momificación se llevaba a cabo dos o tres días después de la muerte. El cuerpo era llevado a los embalsamadores, quienes trabajaban a orillas del Nilo, ya que se necesita agua en abundancia. Se colocaba al difunto sobre una mesa de piedra o de madera, e incluso de alabastro

El robo de tumbas, si no es en realidad la profesión más antigua de Egipto, podría ocupar, sin lugar a dudas, un merecido segundo puesto. Se sabe que se practicaron en los sepulcros egipcios desde tiempos predinásticos. Esta práctica creció y evolucionó con la complejidad de los enterramientos y con la cada vez mayor suntuosidad de los ajuares funerarios. Hubo, pues, dinastías de faraones que simultáneamente convivieron con "dinastías" de ladrones.
